6. Pero una opinin equivocada induce con frecuencia a muchos al error de pensar que las relaciones de los individuos con sus respectivas comunidades polticas pueden regularse por las mismas leyes que rigen las fuerzas y los elementos irracionales del universo, siendo as que tales leyes son de otro gnero y hay que buscarlas solamente all donde las ha grabado el Creador de todo, esto es, en la naturaleza del hombre.