Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos, ha dicho ms de una vez para explicar la opcin de vivir en un apartamento y de prepararse la cena l mismo. A sus sacerdotes siempre les ha recomendado misericordia, valenta apostlica y puertas abiertas a todos. Lo peor que puede suceder en la Iglesia, explic en algunas circunstancias, es aquello que De Lubac llama mundanidad espiritual, que significa ponerse a s mismo en el centro. Y cuando cita la justicia social, invita en primer lugar a volver a tomar el catecismo, a redescubrir los diez mandamientos y las bienaventuranzas. Su proyecto es sencillo: si se sigue a Cristo, se comprende que pisotear la dignidad de una persona es pecado grave.