Estados Unidos es un pa�s de extremos. Fabrica h�roes y villanos sin parar. Y, sin parar, es capaz de triturar al h�roe y de alzar impoluto al villano. La gran novela americana siempre ha ido de narrar un ascenso y su ca�da. C�mo se escribir� Cifuentes en ingl�s. El pa�s del triunfo es tambi�n la tierra prometida del fracaso. Es l�gico. Ya est� en los fil�sofos griegos. En Espa�a, donde casi nadie reconoce un error, la actitud de Mark Zuckerberg puede ser vista como un milagro. Zuckerberg, el estudiante prodigio, el multimillonario altruista, adelant� por escrito parte de la que ser� su comparecencia ante el Congreso y el Senado para explicar la fuga de datos de Facebook: �Fue mi error, y lo siento. Yo empec� Facebook, yo lo dirijo y soy responsable de lo que ocurre aqu��. Ha hecho lo que aqu� es una excepci�n y que podr�amos llamar un Rey Juan Carlos: �Lo siento mucho. Me he equivocado. No volver� a ocurrir�. Claro que, en Zuckerberg y en el Rey Juan Carlos, se da una misma circunstancia: los dos son la cima. No ten�an ni tienen jefes. Si cualquier responsable reconoce que la pifi� o sus jefes son muy comprensivos o ya puede ir recogiendo. Lo de Facebook no es una broma. Son dos mil millones de usuarios mensuales activos, seg�n la compa��a (m�s de mil trescientos millones suma la poblaci�n de la India). Un poder inmenso en este universo de datos. Unos algoritmos muy deseados. Unos likes que se pusieron a tiro de manipuladores que se los vendieron a pol�ticos y dirigentes. Los pensadores m�s afinados y modernos recomiendan hoy que lo m�s moderno es no exponerse en las redes sociales. No tener ni Facebook ni Instagram. Dejar de estar para ser. Insisten en que solo la relaci�n personal es aut�ntica. Lo dem�s acerca tanto como aleja. Es un espejismo diab�lico. Claman por el retorno a la caricia. Y encima todo tu rastro puede ser utilizado por esos mercaderes de la pol�tica para conseguir el vuelco en elecciones. De las noticias falsas a las filtraciones de datos, desde que la realidad se ha vuelto instant�nea todo sabe y sale peor. Zuckerberg da la cara que no quiso dar en Europa para atenuar la imagen de joven engre�do que le impedir�a convertirse en un ma�ana no tan extra�o en presidente de Estados Unidos. Si Trump ha llegado al despacho oval, �por qu� no el fundador de Facebook? El problema de la realidad virtual, de toda esta nueva pol�tica de falsificaciones y tr�fico de datos, es que deja de ser virtual cuando se cuentan los votos y el elegido tiene, por ejemplo, nombre de un famoso pato de dibujos animados.