El pap de Rodney Mullen nunca quizo que su hijo se subiera a un skate. Aunque pensaba que era una prdida de tiempo, un atajo para ser un vago, tiempo despus cedi a las splicas del pequeo de 10 aos y se lo permiti bajo dos tajantes condiciones: que ocupara protecciones en exceso y que lo abandonara apenas se lastimara. l no lo supo, pero nos hizo un favor a todos. Su hijo, un joven extremadamente tmido, silencioso, compulsivo y con severas dificultades sociales, un completo outsider de la industria, las modas y el mundo, cambiara el skate para siempre.